sábado, 7 de octubre de 2017

Blade Runner y la humanización de las máquinas


Blade Runner es una película de ciencia ficción que describe un escenario en donde gracias a la tecnología se logra construir androides con características cognitivas similares a la de los humanos, los cuales son llamados replicantes y están programados para tener un ciclo de vida de cuatros años, ya que el otorgarle más tiempo de substancia podría ser una amenaza para la humanidad por el hecho de que empezarían a desarrollar recuerdos y sentimientos haciéndolos conscientes de su condición de esclavos. Esta problemática se ve de manifiesto en la película cuando los replicantes se revelan en contra de los seres humanos enfrentándose a ellos, lo que conlleva a la destrucción masiva de los androides del planeta tierra. Para detectar a los replicantes, puesto que son indistinguibles de los seres humanos a primera vista, los Blade Runner llevan a cabo un test llamado Voight-Kampff, que busca medir respuestas emocionales empleando varios sensores que miden parámetros como las pulsaciones, el rubor o los cambios en la dilatación de la pupila. Si el individuo sometido no generaba respuesta emocional alguna se trataría de un replicante.
Ante todo, el film Blade Runner nos habla de la naturaleza del hombre, ¿Qué nos hace humanos propiamente tal?,  es por ello que desarrolla esta suerte de ‘comparación’ entre seres humanos y  los llamados replicantes. Del hombre podemos atribuir características como: el hecho de ser seres pensantes, que recuerdan, desean, etc.  Entendiendo estas como rasgos  mentales.
Como Varela plantéa la tecnología cognitiva proporcionó al hombre una nueva imagen de lo que sería la mente, esta imagen sería la de una máquina que maneja representaciones simbólicas de forma automática, lo que se asemejaría en varios aspectos al pensamiento humano. (Citado en Riviére, 1998)
El modelo Cognitivista surge como un intento de reivindicar el papel del sujeto en el proceso de aprendizaje. El modelo anterior, Conductista, plantea un sujeto pasivo  que básicamente se manifiesta o actúa por asociación entre estímulos y respuesta (E-R) y por otra parte que este sujeto es determinado por el medioambiente. Por otro lado, el Cognitivismo acentuaría: (1) Que el proceso de aprendizaje requiere la participación activa de este sujeto. (2) Refiere que la explicación de la conducta o del aprendizaje no surge de la nada, sino que el ser humano está dotado de entidades y procesos mentales. (3) Intercambio de información con el entorno, interacción entre el sujeto y el ambiente, mediante la manipulación de símbolos.
Las ciencias Cognitivas han permitido la aparición de disciplinas como la Inteligencia Artificial, básicamente esto sería la construcción de máquinas capaces de realizar operaciones o cálculos mucho más rápidos, precisos e incluso superiores al  que los que podría incluso realizar una persona, realizando tareas idénticas, “pero sin que haya una intención expresa de que el programa IA reproduzca los procesos cognitivos humanos”.   Ej. Maquinas diseñas para jugar ajedrez, pero que empleen procedimientos diferentes a los de las personas.                                                                                       
Lo anterior se ve reflejado en  la metáfora del ordenador, que  plantea una analogía entre lo que es la mente y un computador, teoría que se remonta a los trabajos de Alan Turing (1950), quien describió:
“una máquina hipotética, ‘la máquina universal’, demostrando que esta podría simular cualquier computo, incluso los comportamientos inteligentes humanos, hasta el punto de engañar a un observador ingenuo con sus respuestas. El único requisito es que el programador de la máquina reduzca todos los cómputos a una serie de operaciones elementales específicas”. (Citado en De Vega, 1984) 
La tesis consiste en que un computador es indistinguible de un ser humano, en el sentido de que este puede mantener una conversación con la maquina sin que se dé cuenta de que se trata de un computador, atribuyéndole inteligencia a este último. Turing para demostrar que su hipótesis era certera ideó un test  en donde un individuo x mantendría una conversación por chat  con un computador y con otro individuo, sin saber quién es quién. Si al final del test el individuo x no puede distinguir quién es el otro individuo y quién es el computador, podemos concluir que la máquina es inteligente o puede pensar.

En la película la presencia del test Voight-Kampff cumple una función similar, basándose de alguna manera en el  test de Turing; en el aspecto que difieren es que el primero está diseñado para distinguir a los replicantes de humanos, no en base a sus capacidades cognoscitivas, si no, más bien en sus capacidades emocionales, pero el planteamiento es básicamente el mismo:  las capacidades que nos hacen  humanos no están ocultas dentro de la mente, como algo privado y separado del mundo exterior, sino que están ahí fuera. En el test de Turing, tener capacidades cognitivas equivale a poder sostener una conversación; en el test Voight-Kampff, tener capacidades emotivas equivale a tener ciertas reacciones fisiológicas cuando se nos remite a experiencias pasadas con las que tenemos conexiones emocionales.

Haciendo un paralelo entre los dos test, creemos que la metáfora del ordenador no es del todo precisa, ya que al ser específicamente funcionalista excluye procesos importantes de la mente, como los elementos afectivos. ¿Será finalmente este complemento el que nos distinguiría de los replicantes?, ya que según lo  planteado en la película esta estrecha relación entre humanos y replicantes se ponía de manifiesto únicamente mediante el test Voight-Kampff. Este instrumento lo que intenta es provocar una reacción emocional en el sujeto, y si esta no se produce, el sujeto era considerado un replicante. La falta del componente afectivo se debía al hecho que carecían de recuerdos, y por lo tanto, de conexiones emocionales en general.
En el trascurso de la película vemos como estos androides (“Más humanos que los humanos”, como proclama el lema de la Factoría Tyrrel, donde estos son ‘fabricados’) rompen con las cadenas de su automatismo,  planteando  la posibilidad de que estos hayan alcanzado tal identificación con los humanos que puede que ya se parezcan incluso también en lo que son los sentimientos, como es puesto de manifiesto en el personaje de Rachel, y también en Roy, quienes se ve humanizados al desarrollar consciencia de estar vivos y al hacer alusión a la fugacidad de su vida, cuando Roy dice: “…Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir”. Ya que estaban determinados a caducar en un periodo de cuatro años. Pero, ¿Por qué este tiempo tan limitado de vida?, probablemente porque los humanos vieron una amenaza en ellos, ya que como cualquier otra máquina estos podían ser traer consigo grandes beneficios como también riegos.


Bibliografía
- De Vega, M. (1984). Introducción a la Psicología Cognitiva. Madrid: Alianza Editorial

- Rivière, A. (1998). Objetos con mente. Alianza Editorial, S.A

- Scott, R. (Director). (1982). Blade Runner [Película]. Estados Unidos: Warner Bros. Pictures

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